3 de agosto de 2009

Son esos detalles que hacen que la vida valga la pena

Si hace unos días sentía que no tenía oxigeno con el que respirar y eso hacía que me sintiera ahogado, hoy encuentro ese aire que necesitaba para seguir adelante con todo y que me da rienda suelta a mi cabeza para poder dar de mí, si mas no algo más de mí
Supongo que necesitaba salir de lo que llamamos la rutina, y no por salir de ella haya encontrado esa energía que me faltaba sino en encontrar una razón de peso con la que me sintiera de nuevo vivo. Y la encontré. Contra todo pronóstico, aún pensando que esa razón debería ser tan grande que aguardara en mí una eternidad como si ello no cambiara nunca o como si pensara que siempre sería así, y quien sabe, seguramente eso crecerá, adoptará nuevas formas y quien sabe si se acuerde de mí y me siga recordando. Seguramente me encantó como sonreía en el agua, o tal vez me gustó simplemente su inocencia, me gustó la manera en la que me cogía la mano y én la manera en la que se despidió de mí. Pude sentir de nuevo aquellas ganas de sonreir y decir que un día más estoy aquí, frente a mi ordenador, escribiendo lo que buenamente sé escribir y por aquello que hoy estoy pensando, sólo puedo decir, a día de hoy, que son esos detalles los que hacen que la vida valga la pena