21 de enero de 2010

Se fuerte

Sabes que nunca has sido el mejor, siempre has pensado que has dominado lo que te has propuesto hasta el punto de tener sobre eso cierto control, pero nunca te consideraste el mejor, aunque pudieran hacerte a la idea. Piensas que tener los pies en el suelo es lo más coherente, quizás poco imaginativo para ti pensar en lo que tendrás a la vuelta de la esquina, o tan solo tratas de ahogar por un instante ese momento de lucidez y de felicidad espontánea que aparece cuando piensas en lo que está por llegar. Dicen que eres frío, que no muestras tu cara, no reflejas tras ese manto lo que realmente ilustra tu alma, que te escondes dicen.

Cierto es que quieres ser mejor persona, y que cada paso que das con templanza pasmosa en situaciones de caracter pasional, das a entender que te importa bien poco lo que pueda pasarte, y quien sabe si deben pensar que también lo que les ocurra a los demás. Actuas con cabeza, el corazón lo guardaste Dios sabe donde, quizas ni recuerdes tu mismo donde se encuentre, y de ahí tu poco saber decir y saber que hacer ante situaciones que requieren un poco de sentimentalismo. Sólo quieres ser mejor, avisas de tus intenciones con calma, sin enervarte, lo tomas con naturalidad, pues has decidido tomar la sinceridad como método de acción, pero no contabas con ello. No contabas con que la sinceridad crea barreras frías y llenas de escarcha, que a veces una mentira bien contada evita muchos dolores del corazón, así pudiste pensar hace un tiempo, cuando aún tu corazón sentía que aún no actuar correctamente, podrías tapar ese dolor para los que querías, y si bien es cierto que lo conseguías, no pensaste que solo crecería ese dolor si algún día descubriesen tal parche. Por eso lo encerraste, preferiste soportar tras ese escudo cada impacto del dolor que podía producir una verdad tras otra. Te hiciste de piedra amigo, pero el impacto más duro no es tan fácil de soportar, y a veces te resientes. Te preguntas si estás mejorando, si eres más bueno, las cosas aún te pueden doler, nada es infinito ni eterno has pensado.

Y alguna bala te alcanza, te duele, te sientes malo, sucio, avergonzado y piensas en qué has hecho mal. La sinceridad avisa, y quien avisa no es traidor piensas, pero nada de ello tiene lógica, quieres ponerle números a todo y pensar que son ciencias exactas, y te vuelves a equivocar, y eso te lleva a pensar que de nuevo no avanzas, que no vas al cielo, que te hundes y cada vez sientes el calor del fuego más cerca.

Quieres ser mejor, quieres mantener tus ángeles a salvo aunque ello pudiera significar tu autodestrucción, sólo quieres ser mejor...

y piensas... Se fuerte, se fuerte.

20 de enero de 2010

Ipso Facto

El camino es largo y hay que andarlo, muchos obstáculos se encuentra, como todos, de hecho no se cree desdichado por salvar esas trampas que pone la vida, sino que se siente maldito porque siente que no tiene en que creer.

Salva los días en los que no recuerda ni piensa que debe hacer ni tan solo que dictamina su conciencia al ver que el camino por recorrer es largo y porque no decirlo, a veces un tanto oscuro y difícil. Al parecer no le asusta ni tan solo le quita el sueño ese aspecto de su vida, se siente fuerte como para superar cualquier circunstancia, no obstante, sí que piensa podría dejarle tocado, pero el valor a ello no desvanece.

Sabía que podía continuar adelante, que el camino le sería algo trabado, y es así también que añoraba tener una razón ilógica e incluso incoherente e incomprensible por la que levantarse cada mañana y pensar hoy voy a seguir cambiando el mundo, hoy tengo por qué levantarme y seguir adelante. Era evidente que quería tener esa razón, pero a la vez que la quería tener, le daba miedo poseerla, porque ello implicaría un grado de dependencia que, en primer lugar, hacía tiempo que desconocía, y en segundo lugar, que le haría perder el control absoluto de su vida. Ya no actuaría por su propio juicio, lo razonable podría convertirse en irracional, y lo imparcial podría llegar a ser parcial. Podría llegar incluso a cambiar sus principios y sus valores, a ser otra persona. Ya no sería el mismo posiblemente, ya que esa razón fuera tan trascendente que le impidiese ser coherente consigo mismo, y esa barrera o ese escudo impracticable tras años de lenta solidificación volasen por los aires con tan poco esfuerzo. Ha llegado ser bastante discreto con su alma, a no mostrar nunca su debilidad, ni sus miedos, se ha proclamado invulnerable a cualquier valor sentimental, por miedo a destaparse de nuevo, por miedo a ser humano en ese sentido, por ser vulnerable.

Es aquí donde puede vislumbrar una barrera algo difícil de traspasar, saber que puede tener una razón por la que seguir adelante aunque puede pretender que no la necesite, hasta el punto de incluso quererla para hacer del camino menos difícil, sin embargo, el precio a pagar es aún demasiado elevado a su parecer como para exponerse a tal razón, cree no estar preparado a afrontar su vulnerabilidad por un camino menos inclinado.