11 de mayo de 2011

Conquistar banderas

"Y cuando estás a punto de morir te lamentas de lo perdido y te enorgulleces de lo conseguido..."

Y junto a mi compañero continúo atrincherado, bajo una lluvia de balas cruzadas y la atenta mirada de las granadas esperando a que salte de este refugio para ser carne de cañón. Entre tanto, sólo salen palabras de alivio hacia mi compañero:

-Tranquilo, al final se cansaran... permaneceremos juntos aquí, a salvo de cualquier oportunidad de que nos alcancen, sin correr riesgos... sin poner a tiro mi cuerpo, mi casco, mi armadura...-Le comenté a mi compañero

-Eso espero, me esperan en casa, sabes que aquí estaremos a salvo y podrás contar conmigo...- respondió él, ligeramente más veterano que yo, con una familia a la que alimentar, con un proyecto de vida sólido, con una carrera lanzada por su propia inercia.

Y mientras el estruendo de las balas al fregar el aire inundaban mis oídos, mi mente parecía sumergirse en un silencio que me abstrajo de aquella jaula en la que estaba atrincherado.
"Veo mi vida en una jaula. En una jaula que ya conozco a la perfección. Una jaula que a medida que crezco se queda cada vez más pequeña y no me deja progresar. Y siento invalidez en mis acciones si permanezco en el sitio, y siento que el agua ya no está a mis tobillos, sino que ya me alcanzó el cuello y siento que me ahogaré antes de haberme ahogado si era incapaz de progresar, de romper esa jaula... Siento que me estanco, y necesito respirar".

Me anudé las botas tan fuertes que apenas podía sentir la sangre en los dedos de los pies, me coloque derecho el casco y me lo até firmemente, besé el retrato de mi madre y de mi hermano, y cogí mi fusil.

-¿Dónde vas? Te matarán- Me preguntó mi compañero

-Es posible, pero si me quedo aquí moriré torturándome en saber hasta dónde podría haber llegado, de saber lo que podría haber logrado... Me torturaría saber que jamás hice nada por decir: "Luché, di mi todo y caí contra el suelo". Pero entonces mi vida cobraría un sentido, adquiría un valor... Hubiera luchado y hubiera visto donde comenzaba mi suelo y acababa mi cielo.- Respondí contundentemente.

Acto seguido, me apoyé junto a los sacos de arena que resguardaban nuestros cuerpos y emprendí mi carrera entre aquella telaraña de balas. Seguramente un hombre no pueda ganar una guerra, ni tan siquiera una batalla, pero sí luchar por su felicidad, por aquello a lo que ama, por ambición, por ilusión, por sentirse un hombre de valor, por alcanzar nuevos retos, por realizar sus sueños...

... luchar por conquistar banderas.