6 de diciembre de 2011

Se tú por mí

Se va la luz del día y asaltan las dudas, las sombras no te dejan ver, siempre has jugado a protegerte detrás de ellas, porque así, sólo así sabrías que tu alma restaría en paz, sin cicatrices en el corazón, sin penas ni tampoco glorias. Has decidido crear un manto tan duro, que tan duro ha convertido tu piel, imposible de reblandecer ni de atravesar. Y pese a llover tanto, a que las gotas pudieran desteñir el tono pálido que tu piel dibuja a los ojos del resto, aunque tu imagen pudiera ser descuidada e imprecisa, jamás te preocupó, porque no había más preocupación que la necesidad absoluta de proteger aquello que en su día te lastimaron.

Y aparece, de la nada, una luz al fondo del callejón donde te encuentras, una luz que te crea miedo, pero a su vez invade un sentimiento cálido que produce un escalofrío tan súbito que recorre en segundos todo tu cuerpo. Tienes miedo porque sabes que esa luz te pone de nuevo al descubierto al mundo, porque enseñas de nuevo cicatrices que han marcado una vida pasada y temes de nuevo caer en un abismo que te devuelva al suelo malherido, con el propósito de nuevo curarte y volverte de nuevo duro.
Pero nada más lejos de la realidad, te has dado cuenta que cuanto más cerca ha estado, más vivo te has sentido, más grande has vuelto a ser, más libre... Se han caído todas las raíces que me asentaban bajo ese manto, ha conseguido atravesar de un soplido esa malla de acero que recubría tu piel, ha logrado reanimar tu pulso después de llevar dos años sin señales.

Y pese a todo, no sabes qué es, sólo sabes que vive en ti, que quieres disfrutar y no perderla jamás. Cautivar esa luz y hacerla estandarte de una nueva bandera, una en la que los tonos oscuros no sean protagonistas. Donde reine el verde esperanza, el rojo pasión, el naranja vitalidad, el azul tranquilidad, el blanco paz, el amarillo suerte... Y donde el negro tan sólo sea el recuerdo a todos aquello que un día estuvieron aquí y que hoy están en nuestra mente y nuestro corazón. Y conquistar cada rincón de nuestro mundo llevando tal bandera como escudo y como espada, luchar contra todos aquellos obstáculos que un día te hicieron caer una y otra vez. Sabes que darás 100103 pasos y el recuerdo que habita en el cielo jamás desaparecerá, hoy tu deseo es que pudieran compartir en vida lo que este día significa para ti.

 Hoy has decidido salir a la luz, has decidido decirle a esa luz: 

"Se tú por mí"









"Nunca te fuiste de mi vida, no estás solo"
"100103"

2 de diciembre de 2011

Colapso

Ha llovido tanto desde entonces... recuerdo cuando por entonces adoraba la lluvia, cuando mojarse mientras caminabas era un juego y que, lo que para tantos era desagradable, para mí era una señal de que seguía vivo. Ha llovido tanto...


He recordado palabras que algún día mi mente escupió en tantas hojas que guardo desordenadas por diferentes cajones; arrugadas, rotas, perdidas... como un puñado de ideas que ahora me vienen a la cabeza y que no logro clasificar. De nuevo recuerdo esa frase típica que te suelta tu madre o tu abuela cuando te decía: "No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy"... Doy por hecho que tanta información, tantos hechos y tantos pensamientos han intentado entrar en mi mente y ésta, a modo de embudo, las ha intentado introducir una a una... pero todos sabemos que si vamos echando agua a un embudo ininterrumpidamente, sin dejar que éste vaya pasando agua, al final rebosa y se cae. Y así me siento; rebosado, rebosado de información y de pensamientos, de hechos que se amontonan en mi mente y no encajan a buen recaudo en mi interior, sino que andan divagando por aquí arriba sin destino, sin solución, sin remedio... y allí perecen inmortales, esperando a atacar cuando la más mínima duda llama a la puerta de mi razón. Entonces se hace fuerte, se aferra a tal duda para generar una infección de sentimientos que no hacen más que deshacer la línea que separa mi paciencia de una locura interminable.


Me he acostumbrado a vivir apartado de mis pensamientos intentando rechazar cualquier decisión que remita a un debate intelectual entre mi mente y mi deseo, pero pese a ello no consigo lograr tal causa. Todos me recuerdan que: "Estas cosas llegan solas, no se pueden controlar... uno no decide cuando va a llegar... llega y punto". Y yo les aplaudo, porque corroboro que llegará, pero un debate entre razón y pasión es un arma de doble filo; puede ser la solución o puede ser la sentencia.


Y hace poco viví tal debate. Alguien introdujo una idea en lo más profundo de mi razón, tan adentro que mi corazón hizo conciencia de ello, y como siempre; ambos empezaron a discutir. Siempre me he considerado una persona que ha sabido entender ambas partes, pero aún así, y aunque muchos digan que no tienen favoritos dentro de un grupo, yo prefería hacer caer la balanza en favor a la razón, pues es mi "ojito derecho" y, como dice mi madre: "Tu hermano me da menos disgustos"; de ese modo yo también adoraba mi razón. Pese a ello esa idea corroía de manera drástica esa línea racional y poco a poco se anclaba más adentro de mi alma, y parece ser que a mi razón se le escapaban razones para defender su posición... Poco a poco, la pasión, mejor dicho, la "indomable pasión" se hacía con el poder de esa idea y sabía que si algún día se hacía con el control absoluto de esa idea, los cimientos de mi cabeza temblarían provocando un colapso que podría suponer mi fin... o quizás mi salvación.

26 de junio de 2011

Fugaces

"Estás esperando un tren. Un tren que te llevará muy lejos. Tu sabes donde quieres que este tren te lleve, pero no sabes donde te llevará. Pero no importa, porque estaremos juntos."

Detenidos tus pasos has descubierto que hacía mucho que no te dabas cuenta de cómo se movía tu alrededor. Esa peonza parecía moverse más lento de lo que realmente lo hace, y en realidad, nada ha cambiado excepto tú. Has esperado un tren, has querido coger un tren, pero aquél que estuviera en marcha, que fuera a gran velocidad para que te llevará dónde fuera pero lo más rápido posible. Te has acostumbrado a vivir rápido, a eludir los detalles y a representar tu vida en trazos lineales, sin ornamentos. Rapidez y fugacidad, tus ojitos derechos. Y de tanta velocidad, tanta insensatez, que al intentar coger trenes a gran velocidad, tan rápido has caído y tan rápido lo has visto alejarse de ti. De nuevo, ves los trenes pasar, y tú, sin embargo, de nuevo caes de espalda contra los raíles de la estación de la desesperación en la urbanización de la impaciencia.

Con tu cabeza sobre las rodillas te das cuenta que tu vida parece una carrera de obstáculos y que, cuando miras atrás, te das cuenta que has tropezado con todos ellos, y cuando miras adelante ves que hay una inmensidad, un infinito... ves que no hay nada. Y sabes qué quieres, pero no sabes si llegarás, si tus pies lograrán ir despacio para adecuarte al ritmo de tu vida, pero a pesar de todo, reconoces en tu interior que eso jamás será así. Que pronto volverás a ponerte en pie y a esprintar de nuevo. Sólo una pared te hará frenar pero sabes que dolerá y a pesar de ello no te das cuenta que quizás alguien coja tu mano y te frene de tal locura. Que coja tu cabeza y la coloque sobre su vientre y te diga que la vida es fugaz y que los momentos son únicos; que nada es para siempre, que la vida es efímera si la hacemos efímera. Quizás te diga que pese a que la vida sea fugaz, lo bonito, lo esencial, se encuentre entre los trazos que dibujan cada momento.

Sabes dónde quieres pero no sabes si llegarás, pero no importa si al final no estás solo.

11 de mayo de 2011

Conquistar banderas

"Y cuando estás a punto de morir te lamentas de lo perdido y te enorgulleces de lo conseguido..."

Y junto a mi compañero continúo atrincherado, bajo una lluvia de balas cruzadas y la atenta mirada de las granadas esperando a que salte de este refugio para ser carne de cañón. Entre tanto, sólo salen palabras de alivio hacia mi compañero:

-Tranquilo, al final se cansaran... permaneceremos juntos aquí, a salvo de cualquier oportunidad de que nos alcancen, sin correr riesgos... sin poner a tiro mi cuerpo, mi casco, mi armadura...-Le comenté a mi compañero

-Eso espero, me esperan en casa, sabes que aquí estaremos a salvo y podrás contar conmigo...- respondió él, ligeramente más veterano que yo, con una familia a la que alimentar, con un proyecto de vida sólido, con una carrera lanzada por su propia inercia.

Y mientras el estruendo de las balas al fregar el aire inundaban mis oídos, mi mente parecía sumergirse en un silencio que me abstrajo de aquella jaula en la que estaba atrincherado.
"Veo mi vida en una jaula. En una jaula que ya conozco a la perfección. Una jaula que a medida que crezco se queda cada vez más pequeña y no me deja progresar. Y siento invalidez en mis acciones si permanezco en el sitio, y siento que el agua ya no está a mis tobillos, sino que ya me alcanzó el cuello y siento que me ahogaré antes de haberme ahogado si era incapaz de progresar, de romper esa jaula... Siento que me estanco, y necesito respirar".

Me anudé las botas tan fuertes que apenas podía sentir la sangre en los dedos de los pies, me coloque derecho el casco y me lo até firmemente, besé el retrato de mi madre y de mi hermano, y cogí mi fusil.

-¿Dónde vas? Te matarán- Me preguntó mi compañero

-Es posible, pero si me quedo aquí moriré torturándome en saber hasta dónde podría haber llegado, de saber lo que podría haber logrado... Me torturaría saber que jamás hice nada por decir: "Luché, di mi todo y caí contra el suelo". Pero entonces mi vida cobraría un sentido, adquiría un valor... Hubiera luchado y hubiera visto donde comenzaba mi suelo y acababa mi cielo.- Respondí contundentemente.

Acto seguido, me apoyé junto a los sacos de arena que resguardaban nuestros cuerpos y emprendí mi carrera entre aquella telaraña de balas. Seguramente un hombre no pueda ganar una guerra, ni tan siquiera una batalla, pero sí luchar por su felicidad, por aquello a lo que ama, por ambición, por ilusión, por sentirse un hombre de valor, por alcanzar nuevos retos, por realizar sus sueños...

... luchar por conquistar banderas.

22 de abril de 2011

Respuestas ilógicas

"No lograba entender si mis sentidos me engañaban, o si mi mente no conseguía asimilar tal ilógica respuesta..."


He sido consciente que mis expectativas sobre mis temores más grandes no han hecho más que hacer de mí un ser algo más libre. Seguramente romper una cadena en la que dos personas están apresadas es difícil si el temor a golpear la cadena se convierte en una herida hacia la otra persona, sin embargo, ceder esa decisión al otro sin temor a que éste pueda fallar y herirte sea un precio a pagar ínfimo comparado con la esencia de impartir tal dolor. Rota esa cadena, rota quedó el lastre que cargaba bajo mis pies, doloridos de tanto andar arrastrando dicha chatarra que tan sólo entorpecía el camino entre ambos. Noté que podía correr más rápido, saltar más alto, nadar más deprisa... Desencadeno en mí sensaciones que parecían estar extinguidas, y que, sin querer, poco a poco fueron desvaneciéndose cuando nuestra leyenda se hacía más grande.

Tanto es así, que se me olvidó querer de tanto haber querido, se me olvidó llorar de tanto haber llorado, se me olvidó envidiar de tanto haber envidiado, y mi mundo parecía una fotografía en blanco y negro; algo que no acababa de quedar bien, una especie de quiero y no puedo o sencillamente un cuadro en los que los trazos estaban borrosos. Y entonces se me olvidó vivir para los demás, pues nada tenía más cabida en mi pecho que mis pulmones y un corazón que latía por monotonía, seguramente se me olvidó cómo era sentir ese hormigueo en la barriga cuando viera pasar a esa persona, seguramente no sentiría amor si no supiera volver a reconocerlo.

Tras la explosión de eslabones surgió poco a poco sombras que fueron siendo dibujos a colores; algunos con tonos blancos, que me darían paz; otros que con tonos rojos, que me aportarían pasión; algunos otros se distinguían por sus tez verdosa, dadores de esperanza; esos otros que desteñían el lienzo con colores amarillos y anaranjados; importando a este cuadro alegría y vitalidad; y por último aquellos de tono azul, que me llevarían a un mar de tranquilidad y serenidad. Y pese a que mi mundo parece estallar en colores, sabía que mi mente no encajaría, pese a todo, llegar a entender sensaciones que para entonces estaban marchitas, pero al salir el sol, al brillar la luna y al oír el mar en sinfonía con la brisa de la costa, pareció que de nuevo corría sangre en mi interior, que mi cuerpo comenzaba a sentir el calor, y la escarcha de mi piel comenzaba a desvanecerse, comenzaba a sentir hambre, a tener sed, a tiritar si hacía frío y a sudar si hacía calor. Jamás llegué a saber cómo pero de nuevo nació en mí recuerdos sobre qué era querer, qué era llorar, qué era envidiar... Es posible que jamás logre entender si mis sentidos me engañan, o que mi mente no consiga asimilar tal ilógica respuesta, pero para mí todo está perfecto.

30 de marzo de 2011

Invisibles

Perseverancia, tolerancia, honor, dignidad, pasión, lealtad, amistad, fidelidad, odio, nostalgia... a pesar de saber qué son y cómo nos afectan, todos ellos son invisibles. Invisible, aquello que no puede ser visto o rehuye de ser visto. Invisibilidad, anhelo para algunos y castigo para otros, superpoder para superheroes y poder para heroes.

Sus mayores aliados han sido las sombras, pues siempre lograron hacerlo invisible, como muchas veces pensó, ocultarse entre ellas no era más que una técnica efectiva para proteger sus pensamientos y por ello resguardar a buen recaudo lo más intrínseco de su ser. Seguramente la indiferencia fue el primer valor que podria atribuírsele, dado que aquello que no se ve raramente pasa a tener grandes pensamientos entre el resto. Se le ha podido atribuir el rol de ilusionista, de un jugador con las sombras, de aparecer en público y no dejar a nadie indiferente, pero a su vez manejar artimañas entre las sombras para que nadie le atribuya sospechas sobre los actos cometidos en la oscuridad.

Y seguramente, de tan oscuro que vive tan oscuro se vuelve, tanto que hasta sufre castigo por ello, parece ser borrado de un mapa donde cada uno adopta su rol en un juego social, mientras que el pasa a ser un peón caído al inicio de una partida de ajedrez. Aun siendo ilusionista, las luces no se le daban bien, y sus trucos podrían quedar descubiertos de un modo bastante fácil, por ello sus movimientos eran torpes y lentos. Conoce el riesgo de quedar al descubierto, por ello se siente seguro entre sombras, como bien dije, adopta un dominio espléndido bajo ellas, pero a pesar de ello reconoce que el riesgo de poner una luz en la oscuridad podría abrir una brecha en su vida, como si de abrir la caja de pandora se tratara.

Por ello hoy pasa un día más entre sombras, resguardando bajo un manto de sombras aquello que no puede ser visto, aquello que generaría tal tensión que sus cercanos no lo entenderían. Por ello un día más ha conseguido que sean "invisibles".

27 de marzo de 2011

Debilidades

Decía el eslogan de la película que todo nace, perece y muere, y en ese perecer encuentra nuestro protagonista nuevos retos y nuevos obstáculos, a la vez que deja entrever un ápice de lo que para Aquiles fue su talón y para él son sus cruces. Continua el camino pensando que de nuevo la idea a destacar es la supervivencia ante el discurso de su vida, cuyo narrador es uno mismo, y del cual parece ser que la monotonía del ritmo, como el trasncurso lineal de la historia acaba por aburrir al mismísimo intérprete. Y de nuevo surgen las ideas tales como la felicidad, el amor y la amistad... Y pese al tiempo y lo pesado que parece ser esta historia, su autor no cambia por darle un vuelco y remediar tal fatalidad de este cansino largometraje (si Dios quiere).

Es, en este punto de la película, cuando al protagonista, narrador y creador de la obra se le aparecen ante él sus mayores temores; sus debilidades... Y es que es un ser que parece no temer a alguna situación concreta, tan sólo la simple sombra larga de sus propias debilidades hacen que los cimientos más sólidos en su mente se vengan abajo de un suspiro. Según parece reconocer, existe en su cabeza la idea de sentir culpabilidad pese a que sus actos y palabras, incluso su más profundo silencio describan acciones leales y legítimas. Pese a ello su mente parece distorsionar tal realidad favorable para transgiversarla en su propia contra. Por ello pese a tocar las notas adecuadas para que suene bien una melodia, el desacuerdo de los que le rodean le provocan sensacion egocéntrica a su mismo perjuicio. Ello le hace sentir debilidad, le hace inútil ante tan dura senda y crea en el inseguridad frente al camino.

Por otro lado encuentra síntomas de debilidad en el déficit de rencor, y pese a que muchos lo pudieran ver con buenos ojos, para él no es más que un síntoma de flaqueza emocional pues pese a querer rechazar y odiar a sus más oscuras ideas que otros adoptan y pese a querer olvidar a su peor archienemigo, jamás logra culminar tales maldades o venganzas para repeler tales circunstancias. Tan sólo entra en su alma fantasmas como la pena y la nostalgia, la decepción y la tristeza... mientras que los demonios del odio y la rabia se esfuman como vapor por el aire, dejando un cuerpo decaido y desanimado.

Por último se siente débil, siente miedo a no creer en lo que un dia quiso, en no creer en que un día nunca supo que fue saber apreciar, encariñarse, querer y amar, y que de un modo u otro supo discernir tales sombras que con el tiempo se hicieron grandes, tan grandes que tan grandes dejaron cicatrices en su alma. Y confia en su fe, confia en su instinto pero firma contratos con el tiempo para que le de treguas mientras su mente fragmenta de nuevo todo lo recorrido. Cree que todo ello llegará, que todo cicatrizará, que su cuerpo acompañará de la mano a su alma para ser más fuerte, para no sentir debilidades, y por entonces camina por la senda de siempre pero con nuevos personajes a sus costados...

Como dicen las peliculas... Continuará.

25 de febrero de 2011

Monstruos

Y en blanco la mente una mancha ensucia ese mar en calma en el que navegas hace unos días. Seguramente ha cambiado nuestras vidas, y hablo para todos. Conocemos la evolución de los humanos, la adaptación a nuevas situaciones, nuevas épocas, nuevas dificultades, nuevas esperanzas y nuevas responsabilidades. Desde el más antiguo primate que poco a poco fue evolucionando hasta lo que somos a día de hoy, e incluso a lo que muchos autores se aventuran a predecir qué seremos.

Y descubro un nuevo poder en mi mente, una nueva dificultad presentada de manera elevada a mil, como si encerraramos a un perro en una habitación y la sacudieramos muy fuerte, dándole una infinidad de estímulos que al final no le llevarán más que a la locura, al bloqueo mental o a la transformación; a la evolución de su misma especie. Y algo así es lo que me ocurre, recibo mil estímulos a los que no puedo responder, pasé por bloquearme, pase miedo y terror, rocé la locura y al final concebí mi nueva transformación. Sé que entro algo de mí que no salió, de la misma manera que salió algo de mí que no llevaba al entrar.

Pienso en todo aquello que me ha dañado durante mi vida, aquello que nunca he querido ser, aquello que he repudiado, seguramente mi figura paterna fue algo evasivo para mí, seguramente fue el reflejo de lo que mi línea delimitaba el bien del mal, y entendía aquello malo como aquello que portaba en mi interior pero que mi voluntad lograba evadir a toda costa. Pero nada más lejos de la realidad, de nuevo me equivocaba, aquella habitación me cambió, estimuló ese gen recesivo y acabó dominándome. Notaba el frio de la insensibilidad, la estupidez de la insensatez, la conformidad de un segundón, intrascendente como una gota de lluvia al caer en el inmenso mar. Parece ser que atravesé esa línea, y aunque yo no quisiera, aunque mi voluntad fuera de hierro, aquel gen recesivo conseguía destruirla en un suspiro. 

Tan sólo sentia un vacío sentimental hacia los míos, una indiferencia, una nostalgia lejana... De nuevo pronuncié una frase que rondaba por mi mente blanca, vacía... "Cuando ves que un gen recesivo empieza a dominarte te das cuenta que estás creando a un monstruo"

29 de enero de 2011

Abriendo caminos

Uno va dando pasos con pies de plomo, evitando pisar donde no debe, bien por no hacerse daño y caer o bien por pisar a alguien, y aunque todo es muy oscuro, y es difícil ver una luz a lo lejos del sendero uno continua caminando.

Y así lo creo con tanto convencimiento que yo mismo me he creado mi propia realidad y con ella soy feliz. Me limito a guardar mis pensamientos y a ocultar mis sentimientos más profundos y creedme cuando digo que todo me va "bien". Soy un tempano de hielo. Y en vez de dedicar mi vida a acomplejar vidas ajenas como venganza a mi triste camino oscuro y lleno de cuestas, tan sólo me regocijo con el saber que no por hacer más difícil la existencia de quien me la ha jurado mi vida será más lúcida y llana. Cada vez que más pequeño me hago, más ganas tengo de volver a hacerme grande, y es aquí cuando todos me daban por muerto. Cuando han creído acabar conmigo no sólo quedaron sorprendidos al ver que no lo estaba sino que se sobresaltaron al ver lo grande que me habían hecho. 

Cuando alguien me cierra una puerta, yo abro una ventana y con ella un nuevo camino y una nueva gota de esperanza, una nueva halo de luz a lo lejos. Y aunque doy por hecho que nunca me conformaré con mi destino, sigo caminando. Dando pasos firmes y potentes porque jamás me rendí y porque llegaré hasta el final de mi camino, aunque me llevé a un lugar donde no brillé el sol y haga mucho frío. No me gustará mi destino, pero es mi destino y lo acepto.

Conozco mi techo y mi suelo, y mientras esté seguro de donde están, de dónde piso y hasta dónde puedo tocar con los dedos siempre me cerrarán puertas e incluso me las estamparán contra la cara pero yo seguiré abriendo ventanas, y después caminos, y con todo ello me bastará para conseguir mi "felicidad".


24 de enero de 2011

Tiempo

Tiempo... maldito tiempo, tan largo para lo malo... tan corto para lo bueno... Tan regular, tan inamovible. Y a pesar de ello cura de grande problemas, elemento homeostático de nuestros sentimientos, organizador de nuestras ideas y sanador de nuestros pensamientos. 


Paras y piensas de nuevo en los errores de tu vida, en qué fallaste y en qué pudiste mejorar, y a pesar de que no retrocederias en el tiempo entiendes que eso te hace avanzar hacia una dirección, de la que jamás sabes si será la mejor pero al fin y al cabo avanzas, por el camino del error o del acierto pero avanzas.


Y seguramente busques sentido a todo, a qué hago aquí, a por qué soy como soy, a quién le debo mi esencia, cuándo se agotará mi tiempo, dónde está mi felicidad, cómo será mi futuro si existe... Y a pesar de rondar de nuevo mil ideas por muy disparatadas que sean vuelves a tener esa sensación de saturación racional,  de curiosidad metafísica sobre lo que me rodea. Y al final siempre acabas mirando tu reloj, mirando como pasan los segundos, como si el tiempo fuera de nuevo cíclico, eterno. Y al final crees que tu memoria seguirá viva para quien la mantenga en sus mentes. Y es que avivamos la memoria de nuestros ángeles, de aquellos que se fueron y nos acompañan entre sombras y recuerdos.


¡Qué fugaz es el tiempo! De nuevo piensas bajo un silencio ensordecedor. Crees entender que la respuesta a tus dudas empieza por E, piensas que trataras de encontrar todo aquello que buscas siendo un rebelde o por lo menos aparentándolo, te crees políticamente incorrecto. Y tan sólo el susurro de una chica verde te hace recapacitar en todo lo que de nuevo tu cabeza piensa sobre tu alrededor, sobre tu mundo... "Dulce Locura", a veces pretendes perder la cabeza y romper el tiempo para perder esa sensación de fugacidad. 


Ya no sabes que pensar... dicen que el tiempo curará tus heridas, que sanará tus males de cabeza y que pondrá tu vida en su lugar a la vez que esclarece tus dudas... Al final solo te dedicas a escribir pecados, no tragedias.

19 de enero de 2011

Luciérnagas

Todo parece como si me moviera por un bosque de noche. Se oye el ruido de los grillos, el sonido del silencio, y los susurros del viento, y sigo caminando. Pongo ambas manos hacia adelante, para no chocar de cara contra nada que haya en el camino pero la corteza de los árboles contra los que choco me hace heridas en las manos, y cada vez me da más miedo volver a chocarme. El dolor nunca fue una excusa para rendirme pero con cada paso que daba aquel factor cada vez se hacía más grande y más intenso. Cada vez bajaba más mis manos y ahora parecía que casi prefería chocar con la cara que caer con las manos. Mis pasos son lentos e inseguros, mirando al frente y al suelo, con cuidado, con pies de plomo. Mi cabeza me bloqueaba y mis pies no reaccionaban a penas. A pesar de no hacer frío tiritaba, mi sangre se congelaba tan sólo de sentir tantísima desconfianza, tantísimo miedo al camino...

Paso a paso todo va pareciendo más oscuro pero al parar en el camino pienso en la playa, en mi mundo, en mi entorno, en mi gente, en mi... Al abrir los ojos mil y una luciérnagas iluminaban poco a poco un camino de luces a través de un campo frondoso e inmenso de dudas, pero con fe, con esperanza ciega, camino sin ver mis pies creyendo que esas luces me llevarán hacia algo mejor. No pienso en caer, ni tan siquiera en meter el pie en un hoyo, esas luces me dan seguridad, siento que mis ángeles me guardan y que no estoy solo en aquella inmensidad lúgubre. No me importa que nadie me dé la mano, mi mente se inunda de recuerdos, de memoria a los que siempre están conmigo día a día, e incluso los que ya no están pero están conmigo, en mi piel... en mis pensamientos. Y aunque siga aquí, en un bosque oscuro y lleno de incertidumbre, me mantengo en pie, caminando paso a paso con la cabeza bien alta y las manos en los bolsillos. El miedo ya no existe, las dudas desaparecen, mil y una luciérnagas me guían en el camino

17 de enero de 2011

Montañas rusas

Es cierto que suena a típico decir que la vida es como una montaña rusa, pero si bien es cierto nunca está mal recordarlo. Tener la cabeza fría y pensar que por mucho que nos cueste subir a la cima para después caer a toda velocidad bajo suelo y sin control o dar tres loopings y dos tirabuzones, siempre nos queda pensar que podemos volver a subir y que la vía no está cortada. Sólo nuestra montaña rusa será mayor si somos concienzudos y persistentes con lo que hacemos, sin vértigo a subir y subir y sin miedo a bajar por una cuesta tan empinada a toda velocidad. Siempre puede haber alguien que frene esa caída, y sino, siempre nos quedará frenar volviendo a crear una subida. ¿Mi objetivo? Seguir subiendo y subiendo hasta tocar el cielo y si caigo... Espero disfrutar de la velocidad en la cara y del cosquilleo en la barriga.

15 de enero de 2011

Saving my soul

Guardo mi vida en una caja de tres cerrojos; dos son fuertes y robustos y nadie duda de ellos, el otro, sin embargo, es más débil pero sin embargo más preciso y más complejo. Doy fe de que todos ellos guardan herméticamente todo lo que mi vida contiene e incluso me mantienen de pie cuando todo  cae a mi alrededor. Estoy a salvo y lo sé. Jamás he dudado.

Hoy alguien ha visto con cuidado dos de mis cerrojos, uno es uno de los robustos y de éste no ha dudado ni un momento: "Éste es un buen cerrojo, éste es de los buenos y de los que tradicionales, éste es normal". Pero al ver  mi otro cerrojo se quedó observándolo un buen rato, como si jamás hubiera visto uno igual, como si fuera una ilusión o como si aquéllo que le mostrara fuera una absurda realidad tapada por un plan oscuro: "¿Esto qué es? Esto no es un cerrojo, esto no funciona así... ¡esto no sirve para esto!". Al principio no lo entendí por qué no... Yo sabía que no era un cerrojo como los que todo el mundo tiene, sabía que ese cerrojo era distinto pero sabía que funcionaba y no le daba más vueltas.

-"Esto no sirve para guardar tu alma, esto sirve para guardar tu amor"
Él insistía en esa idea porque lo entendía de ese modo, y a decir verdad era cierto en un fin último, así lo podía entender con otros cerrojos parecidos, pero no con mi cerrojo complejo y preciso. Entendía que esos cerrojos se usaban para guardar amor y para administrarlo pero el mío servía para guardar mi alma y como sabía que era preciso y complejo sabía que el único que podía hacer que cambiará de guardar a no guardar mi alma era yo, no dudaba en que jamás nadie podría quitar que ese cerrojo ni ninguno de los otros dos dejara de guardaran mi alma.

Reconocía que sólo yo podía dar a entender que mi cerrojo cambiará su función de guardar mi alma a guardar mi amor pero el temor a que guardar mi amor fuera más inestable y ese cerrojo se rompiera provocaba que yo quisiera que guardara mi alma para el resto de mi vida. Y aunque jamás lo logren entender; es mi cerrojo, y no estaba dispuesto a perder aquello que hacía que mi vida fuera un poquito mejor.


"Y con tanto y con tan poco,
se hizo grande la ilusión,
se acercaron las distancias,
dejamos clara la intención...
de ser todo, lo que somos
el dos en uno, y uno en dos..."
                      Maldita Nerea - Con trocitos

Puzzles

Hace poco dije que comparándome con los demás podía conocer mi lugar en el mundo, decir estoy entre esto y eso otro, o soy algo entre esto y lo otro... y así lo corroboro; entendiendo de alguna manera que somos lo que vemos, lo que vivimos, lo que sentimos, lo que erramos y lo que acertamos, lo que nos sana y nos enferma, lo que nos dan y lo que nos quitan, lo que nos hace compañía y lo que nos abandona... de todo ello nos configuramos cual si fuéramos puzzles que son conformados por un puñado de piezas que nos hacen ser Jose, Antonio, Eduardo, Josefa, Bernabé, Cristina, Adrián o Carlos.

7 de enero de 2011

Verde como la esperanza

Los días más negros siempre han sido los días que cuando iba a dormir conseguía llevarme algo nuevo a la cama. Hablaba sobre atentados a la fe, sobre lazos rotos de confianza, sobre decepción... y cada día parecía más nublado que el anterior. Pero nadie se daba cuenta que cada vez que caía, yo era más y más fuerte, y que estos días en que la lluvia inundaba mis pulmones, no eran más que una fuerza que al día siguiente me hacía más grande.

Hoy has caído, y te has hecho daño. Hoy has llorado y tus ojos se han secado. Hoy te heriste y derramaste sangre... sin embargo hoy no está nublado. Pueden atentar a nuestra fe, a nuestra confianza, a nuestro corazón, a nuestra vida... pero no pueden destruir tu alma, lo más profundo de ti. Hoy te invito a ser fuerte, a levantarte del suelo y sacudirte el polvo. A tener fe en tus palabras, a tener esperanza en tus pensamientos... a creer en ti. Hoy de nuevo la vida te pone piedras en el camino y sólo tú eres capaz de superarlo y no dudo de ello, no dudo de tus palabras ni de tus pensamientos, no dudo de ti porque creo en las personas, creo en las buenas personas.

Recuerda que te puede dar miedo la oscuridad y el frío, que puedes temer al tiempo y al olvido, que puedes llorar de pena y de rabia... pero jamás podrás tener miedo a ser mejor. Recuerda que tus ángeles te resguardan, que quienes estuvieron y ya no están te acompañan; que quienes caminamos cerca de ti te protegemos y que los que llegarán te darán nuevas esperanzas.

Ten fe, el mundo puede tener más esperanza con tus palabras, que nadie corte tus alas ni encadene tu alma. Recuerda que sólo escribiremos pecados, jamás tragedias.

Sonríe Chica Verde.

6 de enero de 2011

La fe de sobrevivir

Siento frío en un desierto congelado, hace frío. Y agazapado, con la cabeza casi entre las piernas vuelvo a sentir en la espalda el frío de la decepción. Entendía como la decepción me hacía sentir furioso, pero al poco descubrí que tan sólo es ira efímera, que pronto pasa.  He comprendido que no existe en mí el odio ni la furia, ni tan siquiera la venganza... tan sólo logro el entender el mal que me rodea en forma de decepciones y frustraciones entendiendo todo como un problema causado por mi mala competencia a la hora de entender a las personas.

Y así es, de nuevo me recorre un escalofrío pensando una y otra vez en las mil y una decepciones, en las mil y una veces me he levantado traes caer fatalmente contra un suelo de hormigón. Me doy cuenta de lo que soy a través de lo que son los demás, de este modo consigo colocarme entre éste y aquél. Puedo entender mejor quién soy y cómo soy. Y vuelvo a tener escarcha en los ojos, y se ríen por no entender que funcionó previniendo los golpes, se ríen de que hayan "sombras", seguramente porque para ellos tan sólo con mirar al suelo logren reírse y pisotear la suya. Me inundan sentimientos de compasión y pena al recordar mis peores momentos, aquéllos en los que los lazos de la confianza se tensaron tanto que llegaron a romperse, y todo por abusar de aquéllo que daba con gratuidad. Entiendo que no existe para mí la rabia como entiendo que no existen las princesas si tan sólo tienen cabida en los cuentos.

Ni tan siquiera lograba tener odio hacía la mayor decepción en mi vida, que a los 13 años azotó con tanta fuerza nuestros corazones. No, tan sólo es pena, tan sólo es lástima... Sé que vivo cómodo en una familia de difícil condición, pero sé que con el tiempo me tocará enfrentarme a mí en esas batallas y que ni mi pena ni mi lástima logrará vencer ni un sólo asalto de tal guerra. Pero hoy soy así, colocándome en el mundo y en mis alrededores, creyendo en las virtudes y esquivando los defectos ajenos. La ira te hace sobrevivir pero la fe también.

Por fin, me hacía paso entre la nieve, buscando una salida al igual que camino por el mundo esquivando aquello que inundara mi alma de pena y compasión. Hoy me sentí frustrado, me sentí con pena, me sentí de nuevo compasivo, hoy mi fe sufrió un atentado.

3 de enero de 2011

Un camino cortado y un reino de locos

Ya ha pasado algo más de un año, y no me quedaría atrás si dijera que puede que fuera incluso más. Está estancado, algo desequilibrado, inestable, nunca ha sido buena esa sensación, pero lo ha llevado como ha creído conveniente. Se ha dedicado a no pensar, ha decidido suplir su mente de pensamientos armonizantes y plenos de felicidad, o por lo menos en busca de ella, a una mente dispuesta exclusivamente a vivir entorno a lo que su vida necesita como ser humano, como ser que debe realizarse. No piensa en el amor, ni en la compañía, ni en el sentido de la eternidad. Ni tan siquiera le emociona la playa, ni la luna ni las estrellas, ni la lluvia. Ha dado la circunstancia de encontrar destellos de luz esperanzadora que le daba la oportunidad de creer, de creer que no habian barreras, que podía volver a sentir, a pretender, a querer, a empezar de nuevo. Pero se equivocaba, ello desvanecía en el momento de plantear si realmente podía existir algo, si realmente podía volver a encontrar el camino a la felicidad, como muchos describen. Pero su corazón tiene un muro, es fuerte y compacto, y aun sabiendo que existe, siempre choca contra él. Nunca logra superarlo y así acaba todo, cualquier posibibilidad de creer, cualquier posibilidad de querer, de amar, de sentir, de existir... Tan sólo permanece de nuevo sereno, quieto y pasivo, sin ninguna razón con la que levantarse como razón exclusiva para que el mundo gire entorno a ella. Su cabeza dijo sí pero su corazón siempre dice no... él tan sólo sabe que es un camino cortado.

Y tras una una habitación detrás de una cascada salada observa a su alrededor, y todo está distorsionado, tan sólo ve siluetas borrosas con las cuales imagina como son, porque ya sólo cree su propia mentira y su propia locura. Enferma con el paso del tiempo, es como una metástasis en su interior, que poco a poco va infestando todo lo que coge a su paso... Lo peor es que ya lo sabía, que todo aquello lo estaba matando y que toda su razón, que en su día aplastó a sus sentimientos tan sólo empezaba a desvariar y a actuar con una razón irracional pues cada día aquellas razones distaban cada vez más de una realidad simple que él hacía a cada segundo más compleja. 

Quizás lo mate la noche y la confusión o quizás tan sólo se convierta en el rey del país de los locos.