Y en blanco la mente una mancha ensucia ese mar en calma en el que navegas hace unos días. Seguramente ha cambiado nuestras vidas, y hablo para todos. Conocemos la evolución de los humanos, la adaptación a nuevas situaciones, nuevas épocas, nuevas dificultades, nuevas esperanzas y nuevas responsabilidades. Desde el más antiguo primate que poco a poco fue evolucionando hasta lo que somos a día de hoy, e incluso a lo que muchos autores se aventuran a predecir qué seremos.
Y descubro un nuevo poder en mi mente, una nueva dificultad presentada de manera elevada a mil, como si encerraramos a un perro en una habitación y la sacudieramos muy fuerte, dándole una infinidad de estímulos que al final no le llevarán más que a la locura, al bloqueo mental o a la transformación; a la evolución de su misma especie. Y algo así es lo que me ocurre, recibo mil estímulos a los que no puedo responder, pasé por bloquearme, pase miedo y terror, rocé la locura y al final concebí mi nueva transformación. Sé que entro algo de mí que no salió, de la misma manera que salió algo de mí que no llevaba al entrar.
Pienso en todo aquello que me ha dañado durante mi vida, aquello que nunca he querido ser, aquello que he repudiado, seguramente mi figura paterna fue algo evasivo para mí, seguramente fue el reflejo de lo que mi línea delimitaba el bien del mal, y entendía aquello malo como aquello que portaba en mi interior pero que mi voluntad lograba evadir a toda costa. Pero nada más lejos de la realidad, de nuevo me equivocaba, aquella habitación me cambió, estimuló ese gen recesivo y acabó dominándome. Notaba el frio de la insensibilidad, la estupidez de la insensatez, la conformidad de un segundón, intrascendente como una gota de lluvia al caer en el inmenso mar. Parece ser que atravesé esa línea, y aunque yo no quisiera, aunque mi voluntad fuera de hierro, aquel gen recesivo conseguía destruirla en un suspiro.
Tan sólo sentia un vacío sentimental hacia los míos, una indiferencia, una nostalgia lejana... De nuevo pronuncié una frase que rondaba por mi mente blanca, vacía... "Cuando ves que un gen recesivo empieza a dominarte te das cuenta que estás creando a un monstruo"
LA FRASE!! madre mia, es que no sé si decirte la vdd, me encanta, pero es muy heavy!!
ResponderEliminar:) (K)(K)
La dominación genética es una de las más absurdas leyes de la humanidad que existen. Es decir, obviamente, estamos sometidos a patrones de conducta que o bien nuestros padres, amigos o personas de nuestro círculo han acabado inculcando en nosotros mismos. Muchas veces "se nos pega" alguna palabra que alguien utilizó con frecuencia o hacemos las cosas de una manera determinada porque así se nos enseñó. Esto me hace recordar un capítulo de Jorge Bucay y sus cartas para pensar que hablaba sobre como una familia comía el pavo en la cena de acción de gracias. Bien, el caso es que antes de prepararlo y meterlo en el horno, cortaban las patas. Pasaron 4 generaciones que realizaban el mismo ritual. El caso es que, uno de los nietos más avispados e inquieto, preguntó a su madre que por qué cortaba las patas al pavo, ésta le respondió que no sabía, su madre lo había hecho así "toda la vida" (tradiciones, supongo), éste acudió a su abuela, quien le respondió exactamente lo mismo (y a riesgo de parecer inusual), por último acudió a su bisabuela, quien afirmó que la única razón por la que ella le cortaba las patas era porque, en su día, no le cabía en el horno.
ResponderEliminarEl caso es que, adoptamos tipos de conducta que alguien precedió. Está en nosotros darse cuenta y construir nuestro propio yo, fuera de los límites de quien ya existe de un modo concreto.
A veces erramos, volvemos a equivocarnos e incluso hacemos daño, pero sabes Rubén, viene dentro del contrato que todos firmamos al nacer. Somos humanos, por lo tanto, nos equivocamos; y eso, desde luego, no nos convierte en monstruos. De todos modos, es importante darse cuenta cuando salimos de la línea de nuestra carretera, solo así podemos dar el siguiente paso y cambiar aquello que no nos gusta.