25 de septiembre de 2010

Cuando las razones pierden su peso, todo se reduce a la nada

"Cuando las razones pierden su peso, todo se reduce a la nada..."

Repetía mi cabeza una y otra vez. Yo sé que no son buenos tiempo, que todo es caos y que ahora no existen salidas. Es como si estuviera atrapado, como si hubiera cavado un túnel para escapar de mi vida y en el intento el suelo hubiera caído sobre mí ¡Qué ironía!¡No podía estar más abajo! Mi corazón me decía se un hombre bueno y mi cabeza me convencía que no estaría solo. En mi intento de huir lo que sostenía mi túnel eran esas razones por las que uno lucharía hasta el final, aquellas que son resistentes, tenaces, inquebrantables... Pero ahora tan sólo me encontraba sentado frente a mi pico y pala, mirando a través de una linterna el recuerdo de una foto que separaba la línea entre pegarme un tiro o esperar a que me viniera buscar. Y es que todo lo demás cayó por su propio peso, cuando mi corazón me dijo se bueno solo supe hacerlo lo mejor que pude y no fue suficiente. Fallé o me hicieron fallar, me echaron de nuestro camino y no les importó.

Empezaba a darme cuenta que mi corazón fallaba, pero mi cabeza también, me estaba quedando solo, y lo peor es que no tenía ganas de remediarlo. Siento lo mismo que sentí al herirme con las lanzas de mi cariño paternal. Supongo que me estaba volviendo a hacer fuerte, que volvería a desensibilizarme, que me dedicaría de nuevo a sobrevivir.

Sé que no son tiempos buenos, sé que mi vida no pasa por su mejor momento, todo eso lo sé, pero en otras ocasiones hubiera tenido el coraje de levantarme y seguir luchando, pero en este túnel no encuentro salidas, no veo la luz del sol brillar por ninguna grieta. Si mi corazón latía por sobrevivir era porque a pesar de que las razones perdieran su peso y el mundo se hiciera nada, a mi me quedaba esa foto y la suficiente esperanza para creer que me salvaría, que sería mi luz, pero que ahora no podía verla porque estaba a miles de kilometros.

Tiempo atrás tenía esa luz paternal que me dió mucha vida pero para mi desgracia se apagó hace 100103 horas...


Sólo me queda esperar mientras mi cabeza repetía una y otra vez

"Cuando las razones pierden su peso, todo se reduce a la nada..."

18 de septiembre de 2010

Vive mientras puede

Vive en una sociedad llena de prejuicios... de falsas apariencias... de intereses... de poder... de fama... Vive manteniendo distancias emocionales para no albergar en nadie esa independencia que le pueda hacer sobrevivir, por si algún día llegara este momento.

Siempre ha tenido facilidad en relacionarse, y en tal modo eso le ha jugado malas pasadas, sin embargo, ese era un precio justo por pagar, pues entiende que los pilares por los que vive (y no sobrevive) estan fuera de él. Se rodeo de grandes principios, de valores supremos, de eticas intachables, de verdades absolutas... y así fueron, grandes ideales y utopias hechas realidad, Todo está perfecto decía una canción. Y mientras miraba el horizonte en busca de una estrella que se encontraría a miles de kilómetros, le hicieron ver de él algo que jamás quiso ser, y que a su modo de entender jamás dio a parecer, pues no vivía con tales sentimientos. Pero él invitó a su sociedad a jugar a la perdición. Alguién abrió una caja maldita y salieron los fantasmas. Aquellas utopias se resquebrajaban en cada valor que salía a la luz... todo se tiñió de envidia, de una lucha de egos, de una competición... ya no se trataba de compartir sino de competir. Si un día era generoso, al día siguiente era egoísta, así lo quisieron hacer.

Pero salió el comodín del juego; el fruto de las envidias y el premio de la competición, salieron las damas y las meretrices. Y ahí empezó una lucha que nada bueno le traería. Supo jugar sus cartas, en este juego iba un paso por delante, no quería ganar... tan sólo jugar, pues este juego no era nuevo para él, pero parece que para sus compañeros era innovación. Él era un gran experto y ganaba incluso sin querer. Desató muchos odios escondidos, mucha rabia contenida... amagada bajo unos principios sólidos y férreos pero que en esencia estaban vacios, solo era una tapadera.Se pedía comunicación pero todo le lanzaron cuchillos a la espalda. Se puso en cuestión sus valores y sus principios bajo el título de "amistad" y siempre jugaron contra su modo de jugar. Mientras pensaban en ganar, el pensaba en jugar.

Al final sucedió que ganaron... pero no le descontentó aquello, pues consideró que él no perdió en ese juego de perder. Pero se hundió al recordar que ya no vivía, pues lo que le hacía vivir no era lo que él pensaba, por lo que no le quedó más que volver a sobrevivir mirando el horizonte, buscando a miles de kilómetros la última esperanza que le quedaba por vivir, esperando al frío invierno mientras escuchaba un halo desde el cielo.