18 de septiembre de 2010

Vive mientras puede

Vive en una sociedad llena de prejuicios... de falsas apariencias... de intereses... de poder... de fama... Vive manteniendo distancias emocionales para no albergar en nadie esa independencia que le pueda hacer sobrevivir, por si algún día llegara este momento.

Siempre ha tenido facilidad en relacionarse, y en tal modo eso le ha jugado malas pasadas, sin embargo, ese era un precio justo por pagar, pues entiende que los pilares por los que vive (y no sobrevive) estan fuera de él. Se rodeo de grandes principios, de valores supremos, de eticas intachables, de verdades absolutas... y así fueron, grandes ideales y utopias hechas realidad, Todo está perfecto decía una canción. Y mientras miraba el horizonte en busca de una estrella que se encontraría a miles de kilómetros, le hicieron ver de él algo que jamás quiso ser, y que a su modo de entender jamás dio a parecer, pues no vivía con tales sentimientos. Pero él invitó a su sociedad a jugar a la perdición. Alguién abrió una caja maldita y salieron los fantasmas. Aquellas utopias se resquebrajaban en cada valor que salía a la luz... todo se tiñió de envidia, de una lucha de egos, de una competición... ya no se trataba de compartir sino de competir. Si un día era generoso, al día siguiente era egoísta, así lo quisieron hacer.

Pero salió el comodín del juego; el fruto de las envidias y el premio de la competición, salieron las damas y las meretrices. Y ahí empezó una lucha que nada bueno le traería. Supo jugar sus cartas, en este juego iba un paso por delante, no quería ganar... tan sólo jugar, pues este juego no era nuevo para él, pero parece que para sus compañeros era innovación. Él era un gran experto y ganaba incluso sin querer. Desató muchos odios escondidos, mucha rabia contenida... amagada bajo unos principios sólidos y férreos pero que en esencia estaban vacios, solo era una tapadera.Se pedía comunicación pero todo le lanzaron cuchillos a la espalda. Se puso en cuestión sus valores y sus principios bajo el título de "amistad" y siempre jugaron contra su modo de jugar. Mientras pensaban en ganar, el pensaba en jugar.

Al final sucedió que ganaron... pero no le descontentó aquello, pues consideró que él no perdió en ese juego de perder. Pero se hundió al recordar que ya no vivía, pues lo que le hacía vivir no era lo que él pensaba, por lo que no le quedó más que volver a sobrevivir mirando el horizonte, buscando a miles de kilómetros la última esperanza que le quedaba por vivir, esperando al frío invierno mientras escuchaba un halo desde el cielo.

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