21 de agosto de 2012

Una jaula vacía

Sin duda se sucedía día a día un verano al más puro estilo pesadilla en elm street, los sueños se hacían pesadillas, y las pesadillas realidades. Los temores se solidificaban y se asentaban en lo más profundo de su cabeza, haciéndole pasar de cero a cien en un segundo. Vio transformada su propia realidad, la manera de concebir aquello que le rodeaba, incluso distorsionó su propia imagen creándola en una sombra susurrante y de poca consistencia.

Aquel buzón de enfrente de su casa se llenaba de más y más obstáculos, pero ya nada le daba la fuerza para salir y abrir una por una cada correspondencia que se acumulaba en su interior. Sucedió entonces cuando poco a poco se fueron destapando los problemas, cuando parecía que no había más espacio para caer, siempre tropezaba con el siguiente escalón para poner de nuevo el pecho sobre el polvo del suelo. Intentó huir, pero no lo logró; primero por orgullo, segundo, por amor y tercero, porque jamás tuvo más vías de escape. Así que se quedó, más vivo que muerto en lo físico pero más muerto que vivo en lo psíquico, no daba más de sí. Quiso ser otro, aquel que conseguía ser duro como una piedra y frío como el hielo, pero ya no sabía aparentar, se definió como alguien roto por dentro, como un boxeador que baja la guardia porque esta agotado, sufrió un noqueo tras otro y al final ni se defendió.

Hoy, suenan como campanas de alarma, como un chivato de un coche que dice que las cosas no están bien, como un silbato de un tren que se marcha, como un electrocardiograma de un alma que se escapa. Han sucedido muchas cosas, los cambios han sido buenos cuando se han presentado en pequeñas dosis, pero se ha visto sobrepasado por sus ideas y las de los demás. Ha luchado contra su casa, contra sus aficiones, contra sus gigantes, contra la razón que mejor y peor le ha hecho sentir, contra sus proyectos... Y no sólo eso, sino que ha luchado por lo que los demás han luchado, porque así lo hizo siempre y así decidió hacerlo. Sin duda, si no acababa el verano, el verano acabaría con él. Alguien le dijo que sobreviviría, que sería el más fuerte del lugar, y que para ello debía aguantar desde el odio hasta que pudiera aguantar desde el olvido y quizás devolver amor, pero pese a ello, lo único que sintió en el corazón fue que era una jaula vacía.








"No estás sólo pequeño, yo siempre estaré contigo, ayer, hoy y eternamente"