16 de julio de 2012

Gigantes caídos

Zarpando del puerto, rumbo a un nuevo destino, librando una batalla que sabes que será dura, aunque no sabes lo que está por llegar. Las voces del puerto chasquean como cuchillas afiladas sobre el casco de tu acorazado, pero nada te asusta, pues tan eres el buque insignia de una flota que jamás se ha hundido. Has tenido grandes buques a tu servicio, grandes acorazados lleno de esperanzas y de fuerzas que han librado aquellas batallas en las que tú te parabas a reparar tu casco. Y siempre has sido así, has sido meticuloso con tu armadura, seguramente tu fuerte ha sido la perseverancia y la consistencia en tus ataques más que tus armas, en ocasiones bastante inofensivas.

Ha pasado mucho tiempo, tus gigantes, aquellos que han estado contigo en las aguas saben que en el momento en el que flaquees pasar por encima para salir al rescate. Y nadie ha conocido mejor estas aguas, has navegado toda la vida, salvando islas, icebergs, acantilados, cascadas... Pero algo en ti se movía diferente en aquella travesía. Sentiste una emboscada, algo con lo que no contaste. Sentiste que aquella vez no luchabas contra otra nave, sino que luchabas contra tu propia tripulación. Has sido tu peor enemigo, no reparaste en revisar lo que llevabas a bordo. Subiste a tu acorazado rumbo a un lugar donde nada importa más que tu propia felicidad, un lugar donde nada te preocupa, un refugio, un lugar de 7 estrellas, todo lo que a día de hoy has necesitado. Pero nada más lejos de la realidad, tu mismo has destruido tus gigantes, los has hundido ante la suma de conflictos que se debatían en tu interior. Seguramente el mar nunca te ayudó aquella noche, seguro que las lágrimas que volvían al mar de tus ojos sólo indicaban que estabas naufragando, que estabas empezando a sentirte de nuevo solo, ya no brillaban tus gigantes y tu destino se hacía día a día más lejos. Y aún así, no dudaste en tirar tu buque al fondo del mar, de nuevo a bordo de un buque en el fondo del mar, oscuro pero seguro. Allí donde todo es frío, tanto que ni el tiempo ni el espacio ni la distancia suceden. Has vuelto para luchar sin ser visto, para permanecer en las sombras, y quizás algún día resurgir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario