6 de enero de 2011

La fe de sobrevivir

Siento frío en un desierto congelado, hace frío. Y agazapado, con la cabeza casi entre las piernas vuelvo a sentir en la espalda el frío de la decepción. Entendía como la decepción me hacía sentir furioso, pero al poco descubrí que tan sólo es ira efímera, que pronto pasa.  He comprendido que no existe en mí el odio ni la furia, ni tan siquiera la venganza... tan sólo logro el entender el mal que me rodea en forma de decepciones y frustraciones entendiendo todo como un problema causado por mi mala competencia a la hora de entender a las personas.

Y así es, de nuevo me recorre un escalofrío pensando una y otra vez en las mil y una decepciones, en las mil y una veces me he levantado traes caer fatalmente contra un suelo de hormigón. Me doy cuenta de lo que soy a través de lo que son los demás, de este modo consigo colocarme entre éste y aquél. Puedo entender mejor quién soy y cómo soy. Y vuelvo a tener escarcha en los ojos, y se ríen por no entender que funcionó previniendo los golpes, se ríen de que hayan "sombras", seguramente porque para ellos tan sólo con mirar al suelo logren reírse y pisotear la suya. Me inundan sentimientos de compasión y pena al recordar mis peores momentos, aquéllos en los que los lazos de la confianza se tensaron tanto que llegaron a romperse, y todo por abusar de aquéllo que daba con gratuidad. Entiendo que no existe para mí la rabia como entiendo que no existen las princesas si tan sólo tienen cabida en los cuentos.

Ni tan siquiera lograba tener odio hacía la mayor decepción en mi vida, que a los 13 años azotó con tanta fuerza nuestros corazones. No, tan sólo es pena, tan sólo es lástima... Sé que vivo cómodo en una familia de difícil condición, pero sé que con el tiempo me tocará enfrentarme a mí en esas batallas y que ni mi pena ni mi lástima logrará vencer ni un sólo asalto de tal guerra. Pero hoy soy así, colocándome en el mundo y en mis alrededores, creyendo en las virtudes y esquivando los defectos ajenos. La ira te hace sobrevivir pero la fe también.

Por fin, me hacía paso entre la nieve, buscando una salida al igual que camino por el mundo esquivando aquello que inundara mi alma de pena y compasión. Hoy me sentí frustrado, me sentí con pena, me sentí de nuevo compasivo, hoy mi fe sufrió un atentado.

1 comentario:

  1. Una vez más superándote...
    Tus textos, son realmente buenos Rubén. No me canso de leer cada actualización tuya (y eso que últimamente un tal "aburrimiento" me juega malas pasadas en cuanto a la lectura...)
    Hay algo que me ha llamado la atención: "Me doy cuenta de lo que soy a través de lo que son los demás, de este modo consigo colocarme entre éste y aquél. Puedo entender mejor quién soy y cómo soy." Las comparaciones son odiosas, pero tienes razón. Te hace falta basarte en los errores y en las virtudes de los demás, en su manera de actuar, para saber realmente si el camino que estás realizando es el adecuado...
    Y bueno, genial la frase culminante que utilizas como explosión final. Felicidades, enserio. :)

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